Se trata de una misteriosa caverna oculta en el noroeste del Reino Unido, accesible solo tras cruzar una cascada encantada que elimina los hechizos de camuflaje. En su interior, una laguna con una isla ritual sirve para oscuros sacrificios. Rodeando la laguna hay siete puertas mágicas que conducen a distintos «mares», cada uno representando distintos aspectos de corrupción y crimen.
Su ubicación es desconocida. Se encuentra en una zona remota y misteriosa del noroeste del Reino Unido, cerca de la costa, donde el mar choca contra altos acantilados. Para llegar, es necesario atravesar un espeso bosque de pinos envuelto en niebla perpetua, hasta alcanzar una cascada encantada. El agua actúa como un velo protector: al cruzarla, se desvanecen todos los hechizos y encantamientos de camuflaje, revelando las verdaderas identidades de los visitantes.
Tras atravesar la cascada, se desciende por un túnel natural iluminado por algas bioluminiscentes que conduce a un recinto comunal: una inmensa caverna que rodea una laguna oculta.
El techo, alto y abovedado, posee un orificio por donde la luz de la luna filtra sus rayos, proyectando un reflejo plateado sobre las aguas oscuras.
En el centro de la laguna se alza una isla de piedra, coronada por una roca antigua y erosionada que funciona como altar. Allí se celebran rituales oscuros, incluidos sacrificios ofrecidos a una criatura monstruosa que emerge de las profundidades para devorar a los ofrendados. No existe sendero ni embarcación que conduzca a la isla, y la aparición es inútil en este territorio hechizado. La forma de llegar sigue siendo un enigma; los visitantes solo pueden recorrer la orilla a cierta distancia.
Rodeando la caverna hay siete puertas que conducen a grutas privadas. Cada una representa un aspecto único de la corrupción y el crimen, con nombres que evocan sus propósitos oscuros.
Cada entrada parece cubierta por una neblina espesa y colorida, que se disipa lentamente al ser atravesada, revelando un mundo completamente distinto en su interior. Cada mar posee su propio color característico.
Los Siete Mares del Arrecife de Hécate: #
1. El Mar de las Sirenas
Es el más popular y concurrido. Al cruzar una estela de bruma rosada, los visitantes ingresan a una amplia recepción que imita el interior de un palacio submarino. Las paredes, de cristal pulido, permiten ver peces bioluminiscentes y algas ondulantes en tonos esmeralda y zafiro.
El techo, una gran cúpula mágica, refleja la superficie del mar con rayos de luz que se filtran como si realmente se estuviera bajo el agua.
En el centro de la sala, un escenario circular está rodeado de mesas hechas de conchas nacaradas y cojines de terciopelo. Aquí, sirenas de piel perlada y ojos brillantes danzan con movimientos fluidos y entonan melodías cautivadoras.
Tras el escenario, un pasillo discreto y tenuemente iluminado conduce hacia estancias privadas.
2. El Mar de los Naufragios
Se accede a través de un velo de bruma negra. Este mar es un océano vasto y oscuro como la tinta, cuyas aguas absorben la luz, el calor y el sonido, envolviendo a los visitantes en un silencio sepulcral, apenas interrumpido por el susurro de barcos fantasma.
Estas embarcaciones resguardan objetos olvidados: libros polvorientos, cálices resquebrajados, relojes de bolsillo que laten como corazones y artefactos prohibidos.
Para reclamar uno, se debe dejar una ofrenda valiosa a cambio. Si la ofrenda es aceptada, el visitante podrá abandonar el mar con el objeto; de lo contrario, este lo retendrá consigo.
3. El Mar de los Exiliados
Se accede a través de un velo de bruma verde. Refugio de renegados y marginados: sangre pura olvidada, aurores caídos en desgracia, seguidores de artes oscuras prohibidas, licántropos perseguidos y brujas desterradas. Está liderado por un misterioso mago apodado el Rey Cangrejo.
La ciudad sumergida es un laberinto de callejones húmedos y pasarelas de madera carcomida que conectan embarcaderos rotos, mercados negros y refugios improvisados. El ambiente está impregnado de salitre, putrefacción, humo rancio y alquimia negra.
Las paredes cubiertas de musgo y grafitis se iluminan apenas con faroles mágicos de tenue luz verdosa, revelando siluetas encapuchadas que murmuran conspiraciones.
Para llegar a la guarida del Rey Cangrejo, se debe ascender una escalinata tallada en la roca viva, cubierta de algas resbaladizas y musgo venenoso. Sus toxinas provocan mareos y alucinaciones al contacto con la piel.
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