Prudence es una figura enigmática, cuya verdadera edad permanece desconocida. Su presencia está envuelta en un aura de misterio, alimentada por los pocos fragmentos de información que se conocen sobre su pasado. Se rumorea que fue discípula directa del mismísimo Merlín, durante la época en que este redactaba su capítulo del Necronomicón, aunque el motivo por el cual Prudence abandonó su tutela —o fue apartada— continúa siendo un secreto que ella jamás ha compartido.
Convertida en vampira en un periodo incierto, Prudence ha permanecido en las sombras de la historia mágica durante siglos. Su rostro, eternamente juvenil, recuerda al una antigua aristocracia: piel blanca como la luna, ojos penetrantes que parecen ver más allá del velo de lo real, y una presencia gélida que impone incluso en silencio. Su vestimta parece sacada de otro siglo, cubierta por una túnica negra y roja que esconde más de un secreto.
Actualmente, Prudence actúa como la más fiel servidora de Seraphin Malarkov, el Ministro de Magia, quien la acogió bajo su protección tras su reaparición en el mundo mágico. Leal hasta el extremo, Prudence es su confidente, su espía, y a veces, su brazo ejecutor. Aunque apenas habla y rara vez da explicaciones, su intelecto es temido por igual que su fuerza.
Prudence posee una familiaridad inquietante con antiguos objetos mágicos, rituales olvidados y lenguas que ni siquiera los más avezados inefables logran descifrar. El alcance real de su poder y sus intenciones siguen siendo un enigma. Sin embargo, una cosa es segura: donde se alza la sombra del ministro, Prudence no está lejos.
- Se cree que Prudence es miembro de El Circulo Eterno, y forma parte de las Aedes Sanguinis.