Maledictus proviene del término incorrecto y del latín dictus que significa hablar. En ese sentido, las Maledictus son maldiciones de sangre que afectan solo al sexo femenino desde su nacimiento, y se transmiten de generación en generación entre las madres e hijas de un mismo linaje. Generación tras generación, las afectadas se transformarán en el animal original.
Se caracterizan por la particularidad de transformarse de manera voluntaria e involuntaria a un animal, estos no incluyen a criaturas mágicas, y solo pueden ser aquellos que no han sido extintos. Estas transformaciones son voluntarias hasta que cumplen los dieciséis años, excepto en momentos de mucho estrés, donde se transformaran involuntariamente. Luego de cumplida esa edad, comienzan a ser cada vez más involuntarias (sin necesidad de estar estresadas para que ocurra) y a los dieciocho comienzan a perder la conciencia humana cuando se transforman. Luego de eso, se empieza a perder del todo, y eventualmente, los periodos de transformación se vuelven más prolongados.
Es una maldición que avanza progresivamente, hasta que un día la portadora acaba siendo eclipsada hasta el fin de sus días por su forma animal. También se sabe que la vida de una Maledictus no está condicionada por los años de vida promedio de la especie a la que está obligada a transformarse, sino que mantiene los años de vida promedio de una humana común.
A nivel sistema, la maledictus funciona como el Nivel I de la Animagia, al menos en sus transformaciones voluntarias de antes de los 18 años. Posteriormente, ya no se puede hacer uso de la transformación voluntaria.